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Etiquetado: #toc #obsesión #compulsión
TOC puro, idealización
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Manuel Cigales GarciaParticipanteOfflineRegistered On: 9 abril 2020Topics: 1Replies: 0
Buenas noches, estimados lectores futuros. Estos tiempos de pandemia y cuarentena son un enorme óbice para el flujo de pensamientos sano, tornándose el enclaustramiento en otro disparador para los toquianos y, no solo eso, sino que a su vez permite recordar cómo nos hemos visto envueltos en esta situación. Me hallaba yo en el verano de 2016 con 20 años. Siempre fui una persona muy productiva, hago deporte, compongo rap, suelo tener tiempo para mis amigos y la fiesta, la lectura, actividades de ocio diversas…etc. Por aquel entonces estudiaba filosofía y estaba disfrutando de un verano apacible. Ese verano me “enamoré”. Mi vida emocional hasta entonces se basaba en amoríos e idealizaciones hacia las chicas que me atraían. No sé si a día de hoy calificaría aquellos pensamientos como obsesiones, pero en caso de serlo, para nada en el sentido al que nos referimos cuando hablamos de ellas aquellos que padecemos este curioso trastorno (o enfermedad para algunos autores-investigadores, si se quiere).
Como decía, apacible verano en 2016. Comencé a verme con una chica y surgió todo. Tiempo después, a través de la lectura y el análisis de ciertas ideas relacionadas con el feminismo queer, quizá malinterpretadas o exageradas, como es la construcción de la sexualidad a través de la cultura meramente, comenzó el TOC homosexual. Resulta incómodo cuestionarte continuamente si te gustan tus amigos, los hombres del gimnasio o jugar partidos de fútbol con poca concentración ya que los rivales y compañeros podrían ser futuros candidatos a compartir alcoba con nosotros. Vaya, eso parecía. Leyendo en Internet, uno descubre lo que son las obsesiones y las rumiaciones. Comencé a ir al psicólogo. Tratando ansiedad generalizada con terapia cognitiva-conductual, los consejitos de la abuela que realmente no son tan eficaces para el TOC como para otros desórdenes ansiosos. Se me pasó solo. Los hombres me dan asco. El sudor, el olor… imposible. No me da miedo reconocer si un hombre me parece atractivo en caso de que me parezca que así es, pero no es lo mío. Hay obsesiones que se van, quizá vuelvan con las oscuras golondrinas, o quizá hemos de preguntarnos a dónde irán, como ocurre con las gaviotas. He de decir que en mi caso, tratar de reprimir o evitar me generaba aún más ansiedad puesto que consideraba que rechazar esos pensamientos conllevaba demostrar una homofobia latente. No solo había pensamientos, sino juicios acerca de ellos. Pues bien, esto es una anécdota, como lo fueron ciertos acercamientos a tentativas suicidas o existenciales. En una fiesta, meses mas tarde, mi pareja y yo estábamos sentados en uno de los primeros sitios donde habíamos estado juntos. Aquí llegó el desastre.
En otros amoríos anteriores, había incluso mantenido encuentros con chicas que lo estaban dejando con sus ex y nunca me había preocupado. Pues vaya drama, apareció un pensamiento nuevo. Mi ex cometió un error garrafal. Me comparó con sus ex y yo estallé. Le pregunté por su pasado sexual, el cual sabía que era muy reducido, al igual que el mío, pero con detalles. Solamente le pregunte si había hecho “algo más” con su ex. La respuesta fue afirmativa adornada con detalles macabros. Pues bien. Su boca. Ella misma. ¿Cómo alguien que te quiere, sabiendo lo obsesivo que eres, fomenta eso, pese a que yo hubiera preguntado? Dudas acerca de la relación. Asco cada mañana. Ninguno somos santos, está claro, aunque los pensamientos egodistónicos no entienden de justicia. Besos y ganas de vomitar. Evitación. Comprobación continua de los sentimientos, de la atracción. Me levantaba por las mañanas con náuseas, no obstante, tratando de ser sincero con ella. Quizá demasiado.. La ansiedad de las primeras horas del día era un somnífero mortífero. Hacer deporte de intensidad y en momentos de pausa imaginarte a tu pareja con su ex, manteniendo relaciones, haciendo prácticas x o y. El kamasutra entero en mi mente. Después, las comparaciones, las compulsiones en forma de peleas. Puestos a juzgarme y a martirizarme, ejercí maltrato psicológico sobre ella desde entonces. “Me das asco”, le decía. Era verdad. Pero también la quería. Y cuando destrozas a alguien durante meses, diciéndole la repulsión que te causa, pero no soportas observar ese dolor que sufre, te conviertes en veneno y antídoto. Lo más adictivo, toxicidad, alcoholismo y colorines en el sistema mesocorticolímbico dopaminérgico. Se acabó. Conocí a más chicas, ella hizo igual. Mi madre enfermó de cáncer. Conocí a la que actualmente es mi pareja. La vida avanzó. Mi madre falleció meses mas tarde, poco después de que yo empezara con mi actual pareja. Gran bola de emociones. Del luto y de la muerte no hablo. Supongo que duele demasiado. Mis emociones negativas están vinculadas en gran parte a las obsesiones, pero el espectro de pesar es mayor. Bien. Mi pareja actual es maravillosa. Bellísima, inteligente, sensible, compartimos forma de ver la vida e intereses. Pero el TOC es TOC. El amor no razona tampoco. ¿O sí? Llegan los enemigos en ese instante. Esa vinculación que se produce en el TOC entre el pensamiento y la emoción es desoladora. No sabes si lo que piensas es lo que sientes, si lo que sientes es lo que piensas. Un año de luto después, TOC de nuevo. Traté de arreglar las cosas con mi ex y a día de hoy me gustaría, pero soy obsesivo hasta la intrusión. Quizá algún día me perdone ( ella a mi y yo a mi mismo), quizá algún día sea de otra forma. El TOC fue relacional en mi anterior relación. La higiene y la contaminación estaban, pero yo no tenía compulsiones de contaminación.. Su última relación sexual había sido hacía años y a mi, pese a ello, me daba asco. Probablemente lo que me destrozó era que estuviera espoleando mi ansiedad, aunque hubiera sido de forma involuntaria, además de los constantes juicios acerca de su pasado sexual, pensamientos egodistónicos de nuevo, un síndrome de Rebeca hecho TOC. ¿Y quien eres tú para juzgar a nadie por su pasado sexual? No vayamos a ser machistas o retrógrados. Pues si juzgaba su pasado sexual, o mejor dicho, no paraba de pensar en él, el hecho de dejarlo como evitación última y la muerte de un ser querido me condujeron a este sendero que son nuestros días. Diría que incluso quiero llorar a mi madre en paz, año y medio después.
Estoy con otra persona, pero el problema no es la persona con la que estás, es el TOC haciendo de las suyas. No hay un amor puro, definitivo, redentor. Las obsesiones actuales son: ¿merezco a mi pareja a día de hoy? ¿es la pareja adecuada? ¿es lo que quiero ahora? ¿es con quien debo estar? ¿y si aún quiero a mi ex? ¿y si no quiero a mi pareja y estoy con ella por evitación, ya que mi pareja no tiene pasado sexual? Esta última es dura y alguien como yo, que trata de ser feminista y cuestionar sus privilegios y actitudes, la lleva mal. Como si la mujer y su virginidad fueran “lo divino”. Egodistónicos, again.
Todo engarza con una culpabilidad inmensa acerca de mi pasado familiar y sentimental.El propio análisis es doloroso, la culpa es un lastre ineluctable, por todo. Son también síntomas de TOC. En referencia a las mencionadas compulsiones actuales, la discusión se lleva la pole. A veces miro a mi ex en fotos. Quizá el amor que todo lo salva era aquel y no este. Maldito amor romántico con el que nos han criado. El amor no nos salva de la vida si nada nos salva de la muerte. Se construye, se experimenta, se comparte, nace y muere. No es perfecto, ni fue ni lo será. Empecé con EPR hace dos meses. Despacio y con buena letra.
El TOC es el trastorno de la duda, pero dudar esta bien. Ahora, piensen en sus parejas. Es irrelevante con quien se hayan acostado, como es su nariz o si la relación podría ser llevada a cabo de forma óptima. Los toquianos somos perfeccionistas. No nos cuadra el mundo. Hay datos, causas, correlaciones, emociones, pensamientos y comportamientos que no entendemos. Sigan en la lucha, ánimo para estos días de confinamiento, y recuerden: ustedes no son lo que piensan.
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