Muchos buscan, con ahínco, la deseada fórmula mágica de la felicidad, pero son pocos los que paran para pensar si, al mismo tiempo, existen algunas buenas fórmulas que ejecutamos sin darnos cuenta en el día a día, para alcanzar la infelicidad crónica o lo que es lo mismo: un trastorno de ansiedad como el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Lo cierto es que desde hace un par de años, he venido reflexionando sobre esta materia, más considerando que desde mediados de 2017, empecé a observar un patrón muy interesante en la forma de actuación, expresión y análisis en los pacientes de Trastorno Obsesivo Compulsivo, con los que pude tratar gracias a Facebook y a ForoTOC.
Lo cierto es que existía un patrón que me chocaba constantemente en toda y cada una de las conversaciones con afectados de este trastorno, que en mayor o menor medida, impedían o dificultaban el tratamiento en gran medida. Con este artículo, no voy a dar las claves para salir del TOC, ni siquiera, una fórmula para acabar con la infelicidad crónica. Es solo un patrón que he observado, y a priori no entraña nada positivo para el tratamiento y creo que reconocer las causas es un paso adelante pero no un resultado definitivo.
Esto es algo que particularmente, me resulta interesante ofrecer consciencia, tanto para un afectado, como para un terapeuta, como incluso una persona ajena al trastorno y que por casualidad esté leyendo esto y experimente grandes cantidades de ansiedad a lo largo de su existencia.
En este artículo quiero presentar algo que se ha venido dando por sentado y que sorprende a casi todas las personas, pero que, a priori, no aporta soluciones. Solo un breve espacio para la consciencia de como prevalece la infelicidad crónica en nuestras vidas, sin apenas darnos cuenta.
Antes de empezar a entender la infelicidad crónica: ¿qué es la felicidad?
Lo cierto es que no existe una respuesta clara y definida de este concepto. Si yo tuviera que dar una definición, sería totalmente recursiva, y, por tanto, imposible de responder en el fondo: “La felicidad es aquello que uno considera por felicidad“. Es decir, no existen dos conceptos de felicidad iguales. Cada uno tiene un autoconcepto totalmente único y con matices particulares de este constructo.
Hace tiempo, leí una afirmación muy interesante (no recuerdo dónde) que rezaba así:
No sabemos qué es exactamente la felicidad, pero lo cierto es que lo opuesto de la felicidad no es la infelicidad.
Es decir, si dejamos de ser infelices, no somos felices por antonomasia. Sin embargo, haciendo algunas encuestas en el foro y en el grupo de Facebook, pude observar que un porcentaje amplio de la población encuestada, mucho más del 50 %, piensa, de manera completamente precisa, que los conceptos de “Tranquilidad” y “Felicidad” están estrechamente ligados.
Por consiguiente, con el objetivo de sacar conclusiones sobre la idea de la infelicidad crónica que introducíamos, ahora es buen momento para buscar una definición conveniente y genérica de estos conceptos para posicionarnos todos en el mismo renglón.
¿Qué es la tranquilidad?
Aquí nos metemos de lleno en la materia de la infelicidad crónica. La tranquilidad para muchos, al igual que la felicidad, es otro concepto muy abstracto. Algo que no se puede explicar en el fondo, porque no existe un patrón claro que lo defina con precisión. Los más “espirituales” dan uso del “alma” para poder explicar el concepto de tranquilidad con mayor solvencia, siendo la quietud de ella, la quintaesencia de la tranquilidad. Es decir, un alma inquieta, perturbada, es un alma intranquila.
Pero ¿qué es el alma exactamente? ¿Un fantasma sentado justo detrás del esternón como sugerían los antiguos? ¿Es el cerebro? ¿Es la mente? ¿El cerebro es la mente? Conmutativamente, ¿La mente es el cerebro? Muchas preguntas, todas sin respuestas certeras, tampoco que ni la ciencia ha respondido hasta la fecha.
Sin embargo, volviendo a la introducción del artículo, como decía, tras más de un centenar de conversaciones durante estos dos últimos años, observaba un patrón con las personas que sufrían de un trastorno avanzado. En toda y cada una de las personas, se podía observar, como más allá de la felicidad, más allá de la tranquilidad, existía un elemento en común que despejaba, casi sin lugar a dudas, cuál era el fin último de la existencia humana: “poder disfrutar la vida en un estado de relax perpetuo“.
De aquí se nutren máximas en diversos individuos, especialmente entre muchos con TOC, que son del tipo: “Las cosas se disfrutan más y mejor, cuando se está relajado“, “Solo a través de la relajación las cosas salen bien“
Tanto es así, que empece a preguntarme hace relativamente poco: ¿Si el fin último parece ser la relajación, no existirá algún tipo de relación transitiva para algunas personas a nivel cognitivo, entre la Relajación y la Felicidad, transitando a través de la Tranquilidad?
Sentadas las bases en torno a lo que permea a la infelicidad crónica, ya podemos ir directos al meollo del asunto.
¿Existe relación entre la relajación, la tranquilidad y la infelicidad crónica?
En este punto, dependiendo del perfil que está leyendo este artículo, si le hago esta pregunta tan simplona:
¿Crees que la Relajación/Relax es sinónimo de Tranquilidad?
Podría tener bastante clara una respuesta, al resultarle, hasta cierto grado, bastante obvia. Y precisamente en esa “obviedad” es donde está la trampa.
Después de realizar esta encuesta en dos grupos de Facebook, tangencialmente distintos, es decir en el Foro del TOC, donde la mayoría de los votos eran marcados por personas con Trastorno Obsesivo Compulsivo, y un grupo de control, es decir, un grupo de filosofía cualquiera, los resultados fueron sorprendentes:
ForoTOC
Grupo Estoicismo
Aunque tengo que reconocer que los resultados en el grupo de Estoicismo no son demasiado representativos estadísticamente en cada vuelta, se hicieron 2, en dos periodos diferentes por un total de 83 votos, frente a 86 votos de ForoTOC, cifras muy semejantes en total.
Pero, aun así, juzgo que lo más interesante puede observarse en la extrema diferencia en los resultados. No hablamos de una diferencia menor.
En el Foro del TOC, 2 de cada 3 personas apuestan por “SÍ” rotundo, mientras que menos de un 20 % de los usuarios del Grupo de Estoicismo, acepta el “SÍ” por respuesta. Los resultados son abrumadores.
Pero esto no es lo mejor de la encuesta. Entre los Votantes del “Sí” en el foro del TOC, surgieron algunos comentarios inquietantes:
Esto me lleva a reflexionar, como decía anteriormente, en una obviedad que al parecer no es tan obvia. ¿Puede que esa percepción entre los pacientes del TOC, sobre la asociación entre Tranquilidad y Relajación, sea, en esencia, uno de los núcleos principales del problema y el leitmotiv que le da sentido a esa infelicidad crónica?
Concluyendo: El verdadero sentido de la palabra Tranquilidad y sus implicaciones
Hablar de tranquilidad y relajación puede resultar baladí para un afectado de TOC, como decía uno “es como creer que el caballo blanco de Santiago es blanco“, pero en el caso del Trastorno Obsesivo Compulsivo, esta mezcla errática de estos conceptos, está trayendo serias consecuencias a los pacientes y portadores de esa infelicidad crónica.
Hay que tener presente, que la mayoría de las personas, en mayor o menor medida, encuentran en su existencia, como un fin último, la búsqueda de la Tranquilidad.
Sin embargo, una persona sin TOC corriente, no ve en la relajación una forma de tranquilidad necesariamente. La Tranquilidad, ya sea del espíritu, del alma, de la mente o de lo que yace en nuestro interior, siempre se encuentra por otros medios.
Por ejemplo, uno puede haberse ejercido en un deber, el cual pudiera haberle causado un dolor, un estrés o un alto grado de ansiedad para cumplirlo, como atender a un examen muy complejo, o tratar con ciertas personas de difícil tratamiento, pero saber que uno ha ejecutado como debiere, trae como resultado un alto grado de tranquilidad. Porque cuando se alinea lo que pensamos que debemos hacer, con lo que hacemos realmente, la tranquilidad llega a nuestro interior.
El problema llega, cuando la necesidad de relax, o de relajación se interpone en nuestras vidas, ya sea como un bien, un fin o algo fundamental para la buena vida. El problema del estado de relajación, es que nunca depende de nosotros. A veces llega, cuando brindamos las condiciones necesarias, pero no de manera estricta. Es un estado más entre los miles de estados que podemos obtener en nuestro cuerpo a lo largo del día. Generalmente, muchos suponemos erróneamente, que el hecho de irse a la cama a dormir, es un punto para la relajación, o sentarse en un sillón a tomarse algo de beber, se trata de otro símbolo de relajación, por citar unos cuantos.
Pero lo cierto es que, ni aunque todas las condiciones físicas se presten para ello en un estado de silencio absoluto, la relajación no tiene por qué necesariamente llegar. Ahí es donde muchos recurren a técnicas muy peligrosas, como la famosa “respiración para la relajación” o la meditación guiada, el yoga, etc., como medios para alcanzar este ansiado estado de relajación.
Y lo interesante es que la relajación llega a veces con estas técnicas, pero no siempre, y ocurre frecuentemente, que la relajación llegó en un punto de nuestras vidas haciendo algo en concreto, pero luego al repetirlo meses después ya no volvió. Aquí es donde se produce ese estado de crisis mental, en el que el paciente con TOC, no consigue alcanzar su necesidad de relax, y se ve obligado a recurrir otras opciones.
Y es justo en este punto precisamente donde todo aquel que lleve conviviendo con el TOC se dará cuenta de lo que desastrosamente entra en nuestras vidas: la llegada de una nueva compulsión.
Por eso, en el fondo, la compulsión en el TOC, no es más que la búsqueda activa de la relajación, cuando la relajación, como meta, se convierte en un deber, en un leitmotiv en nuestras vidas. Porque en algún punto de nuestra existencia aprendemos mal que Tranquilidad y Relajación son sinónimos.
Pero ya ha quedado demostrado en este artículo que esto es una falacia. Con varias encuestas entre personas deficientes, psicológicamente hablando (personas con TOC), y personas estables (miembros de un grupo cualquiera, no obstante, con un índice de inteligencia suficiente como para saber discernir desde el plano léxico), que la Relajación y la Tranquilidad no tienen absolutamente nada que ver. Esto no es algo tan baladí como sugeríamos al principio, el caballo blanco, no es tan blanco.
Ahora a la pregunta que muchas personas con TOC os estaréis haciendo en este momento: ¿Qué sería entonces la Tranquilidad, y cómo se alcanza si no es a través de la relajación?
La respuesta, la daremos en otro momento con más detalle, porque no es algo trivial. La Tranquilidad, sí puede considerarse un fin, y alcanzarla, va muchísimo más allá de la relajación. Y como decía al principio, ni siquiera la relajación es uno de los factores para alcanzarla.
De hecho, la relajación para una persona con TOC, es un mal: es el camino directo a la infelicidad crónica. Un mal que fomenta el hecho que las compulsiones se conserven vivas de manera permanente hasta la muerte. Por eso, un cambio en la forma de percibir la existencia y nuestra relación con el relax es necesario para poder avanzar en un tratamiento. Ya no solo es una cuestión de Terapia Conductual.
Ciertas terapias como la Exposición y Prevención de respuesta, fomentan el hecho de “destruir la relajación” en personas con TOC de manera activa y esto es claramente un paso hacia delante. Pero es necesario ir un paso allá y ahondar en otras cuestiones mucho más complejas para encontrar respuestas a este dilema, y es algo que trataremos más adelante.
2 comentarios en «¿Cuál es el cámino más rápido para la infelicidad crónica?»
Neocinismo llega el Foro? talvez necesario
Curiosamente yo tambien he estado pensando mucho sobre esto en los ultimos meses. Supongo que llega el punto en que hay que meditar seriamente sobre eso
Yo particularmente encuentro un grandisimo problema con la flojera, con la desidia
Es por eso que hay que ir en una guerra con todo el armamento, todas las tácticas, y toda la determinación en contra del deseo, en contra de la relajación
La desidia es otro tema aparte, que realmente es lo que provoca la dificultad de trascender sobre lo que comento en este artículo.
Pero lo interesante es la conclusión que saco con los “pacientes de TOC”. Realmente esto es lo que me ha llevado en los últimos años a prácticamente abandonar este foro y grupo de FB. Me causa verdadera pereza tratar con gente con esta mentalidad y sinceramente, no le veo el sentido a intentar ayudar a gente que, después de un tratamiento de EPR, en el fondo van a seguir pensando igual. Es lo más bajo en la escala evolutiva.
Por eso, a día de hoy, solo me inclino un poco por aquellos que hayan sido capaces, de al menos entender esto y empezar a pensar como transformarlo en sus vidas. Este es el verdadero motivo por el que me decidí a terminar de publicar este artículo, el cual, por cierto, no está teniendo nada de impacto. Seguramente, muchos con TOC lo estén leyendo y se están llevando las manos a la cabeza como algo terrible. Como decía uno, “es como decir si creemos que el caballo blanco de Santiago es blanco”. Lo dicho: lo más bajo en la escala evolutiva.
Aunque esta gente para los psicólogos es perfecta: gente para sacarles el dinero durante largos años porque nunca se van a recuperar.
PD: Se veían muy pequeñas las imágenes de las encuestas y las respuestas de los usuarios, ya lo he corregido.
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